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Las condiciones físicas de Joaquín Andújar eran de un atleta completo. Las acompañó con una alta dosis emocional que fue parte del padecimiento que finalmente lo llevó a la tumba, la diabetes. Existe una íntima relación entre las personas que sufren esta anormalidad y la forma como se sobrexcitan.

El otrora as del montículo se caracterizó por la manera como se manifestaba emocionalmente cuando lanzaba y esto fue resaltado en innumerables reportes de expertos. No en vano surgió como lanzador estelar cuando coincidió con Hubb Kittle en el equipo de los Cardenales. Este fue el coach de pitcheo entre 1981 y 1983 del grupo que en San Luis lideraba el dirigente Whitey Herzog y ejercía una positiva influencia en el dominicano, del que sacaba lo mejor desde la época en que fue manager de las Estrellas Orientales, cuando Andújar iniciaba su ascenso con ese equipo en el circuito local, entre 1974 y 1976.

Asimismo, todavía se resalta la reacción que tuvo el dominicano en el séptimo juego de la Serie Mundial de 1985 con el árbitro principal Don Dekinger, cuya decisión en el partido anterior, en una jugada en la inicial, determinó la derrota de los Cardenales y en consecuencia evitó su coronación como campeones mundiales frente a los Reales.

Cuando señalo que fue un atleta completo me refiero a que no solo contribuía en el terreno lanzando, su trabajo en el montículo lo escoltaba con una defensa que le permitió ser ganador de un premio “Guante de Oro”, su viraje a la inicial se resaltó como el mejor de las Ligas Mayores para un derecho. Además, su concentración cuando le tocaba batear era tan intensa que le permitió disparar cinco cuadrangulares y ser dueño de una marca ofensiva en el béisbol local, prácticamente desconocida y realmente insuperable. Durante la mayor parte de la época que le tocó actuar en el béisbol dominicano no se aplicaba la regla del bateador designado y eso le permitió disparar cuatro jonrones durante su participación, la cifra máxima para un lanzador, duplicando a los que le siguen, Garabato Sackie, Santiago Guzmán y Chuck Templenton.

En su estadía en las Grandes Ligas ganó fama por la agresividad que enseñaba en el montículo y la forma como defendía su territorio. Eso le provocó la clasificación de “Head Hunter”, “Caza Cabezas”, por la cantidad de bateadores que golpeaba. A él y sus contemporáneos compatriotas, Mario Soto y Pascual Pérez, los encasillaron en ese concepto; que al final lo que realmente afirmaba era el alto nivel de su espíritu de combate en pos de la victoria.

Sus resultados, tanto en las Grandes Ligas como en el béisbol invernal, fueron extraordinarios si los concentramos en el contexto correcto. Únicamente ocho hispanos en las Grandes Ligas han finalizado sus carreras completando más de dos mil episodios con PCL por debajo de 3.60 y Andújar es uno de ellos.  Con las Estrellas Orientales en el periodo comprendido entre 1973-74 a 1975-76, lanzó en 264.1 entradas logrando combinar marca de 18-6 con PCL de 2.42 y consiguió que este último porcentaje, en el escenario de la Serie del Caribe fuese de 1.82, el quinto mejor de la historia para alguien que trabajara con un equipo dominicano. Esto le fue reconocido cuando lo exaltaron al Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano en  el ceremonial de 1999 y en el 2012, al ser  inducido al Pabellón de la Fama de la Serie del Caribe.

PICADERA

………..Desde la segunda base no se pude anotar con un envío salvaje o cuando se le escapa la bola al receptor, pero desde tercera sí. Por eso es importante saber robarse la antesala. Este año Billy Hamilton ha logrado en 16 ocasiones estafarse esa almohadilla sin haber sido atrapado ……………Marcus Semien, al campo corto de los Atléticos, ha cometido 34 errores, la cantidad más alta desde los 36 que perpetró José Valentín en el 2000 con los Medias Blancas……