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El ex intermedista dominicano Luis Castillo fue exaltado este fin de semana al Salón de la Fama de los Marlins de Miami, un reconocimiento a su trayectoria de 10 temporadas con la organización en las Grandes Ligas.

“Bueno, para mí estoy tan feliz, porque nunca pensé estar en el Salón de la Fama de los Marlins… Amo a los Marlins y amo jugar”, expresó Castillo, visiblemente emocionado al recibir la placa que lo inmortaliza dentro de la franquicia.

Los Marlins han dado un paso más para celebrar la historia de la franquicia con la creación del Salón de la Fama de las Leyendas de los Marlins.

“Cada año, homenajearemos a exjugadores, entrenadores, mánagers y miembros del personal por sus contribuciones no solo a la organización de los Marlins, sino también a nuestras comunidades del sur de Florida”, afirmó el club.

La generación de 2025 está compuesta por los exjugadores Jeff Conine y Luis Castillo, y los exmánagers Jim Leyland y Jack McKeon, quienes ganaron al menos un título de la Serie Mundial con los Marlins.

«Nos enorgullece inaugurar el Salón de la Fama de las Leyendas de los Marlins y rendir un merecido homenaje a las leyendas que han desempeñado un papel fundamental en la formación de nuestra franquicia” indicó el presidente y principal propietario de los Marlins, Bruce Sherman:

Castillo, campeón de la Serie Mundial, tres veces All-Star y tres veces ganador del Guante de Oro, es el jugador con más experiencia en la historia de la franquicia y ostenta numerosos récords del club.

“Tuve una gran carrera aquí. Sé que jugué muchos años. Jugué con muchos buenos jugadores, y me siento feliz, porque ¿qué haría por esa organización? Lo haré porque amo a los Marlins y me encanta jugar”.

Castillo ostenta varios récords del club, incluyendo el de mayor número de partidos jugados en la historia de la franquicia. Miembro del club de la Serie Mundial de 2003.

Su racha de 35 juegos conectando hits en 2002 fue el récord de las Grandes Ligas para un segunda base en ese momento. Castillo será reconocido el 24 de agosto.

Castillo se convirtió en uno de los jugadores más emblemáticos de la franquicia gracias a su consistencia, velocidad y habilidad defensiva en la segunda base, dejando una huella imborrable en la historia del club.

Durante la ceremonia, celebrada en el LoanDepot Park, el público ovacionó de pie  y Castillo agradeció a la organización, a sus compañeros y a los fanáticos, destacando que Miami fue su casa y el lugar donde vivió los mejores momentos de su carrera.

Su humildad y conexión con la comunidad lo convirtieron en un jugador muy querido dentro y fuera del terreno.

Los directivos de los Marlins resaltaron el impacto de Castillo como parte del núcleo de peloteros que ayudó a cimentar la identidad del club en sus primeros años en Grandes Ligas.

Su energía en el terreno, liderazgo en el camerino y capacidad de encender la ofensiva desde la parte alta de la alineación marcaron a toda una generación de fanáticos de Miami.