Your browser doesn’t support HTML5 audio

El toletero y leyenda de los Cubs, Sammy Sosa,  regresó al Wrigley por primera vez en 21 años este viernes, y ha vuelto a lucir como en sus días de jugador.

Al llegar fue recibido con un abrazo del dueño Tom Ricketts, demostrando que las diferencias del pasado hoy quedaron atrás.

“No me pongo nervioso”, dijo Sosa a los periodistas. “Me emociono”.

La piel de Sosa estaba visiblemente más oscura, después de haberse aclarado cada vez más en los años posteriores al final de su carrera en la MLB en 2007.

“Siempre creí que iba a suceder”, dijo Sosa. “Pero la mayor parte de eso fue en el tiempo de Dios. El tiempo es perfecto. Estoy aquí de nuevo. Y seguiré aquí. La relación es maravillosa, y espero que podamos continuar así hasta el día de mi muerte… dentro de cien años”.

Hasta la mañana del viernes, Sosa no había pisado los terrenos de los confines amistosos del Estadio Wrigley en 21 años.

“Es la primera vez en veinte años, pero me veo bien, ¿verdad?”, dijo Sosa, ajustándose el blazer azul claro sobre la camiseta, que combinaba a la perfección con sus pantalones blancos y sus zapatillas blancas de Prada.

Posó para una foto previa al partido con el jardinero central de los Cubs, Pete Crow-Armstrong, cuyo magnetismo recuerda al de Sosa en su mejor momento.

La estrella dominicana no pudo ocultar su emoción: se llevó la mano al pecho, lanzó besos e incluso dijo sin dudar: “¿Te preocupa que haya reacción dividida? ¿Estás bromeando? Esta es mi casa”

Los aficionados de los Cubs recibieron al ex Jugador Más Valioso (MVP) en su regreso al Wrigley con los brazos abiertos, brindándole una ovación de pie después de que el equipo mostrara un video de homenaje en la pantalla gigante  antes de la tercera entrada del partido del viernes entre Chicago y Seattle.

“El recibimiento que me dieron fue increíble, gracias a Dios estoy aquí y eso indica que el proceso va en la mejor forma, estoy muy agradecido” comentó Sosa a la transmisión de radio en español de los Cachorros

Mientras una cámara enfocaba a Sosa en las gradas, el siete veces seleccionado al Juego de Estrellas celebró su icónico jonrón mientras la multitud rugía con  40,787 almas  con alegría.

Sosa se sentó entonces en la cabina de Marquee Sports Network, charlando con los comentaristas Jon Sciambi y Jim Deshaies durante la cuarta entrada de la derrota por 9-4 ante los Marineros de Seattle.

Sosa tuvo una salida tensa de Chicago, lo que lo llevó a una ausencia de dos décadas del Wrigley Field y de la organización de los Cubs.

En el último juego de la temporada 2004, su último en Chicago, Sosa llegó solo 70 minutos antes del primer lanzamiento y se fue poco después de que comenzara el partido, por lo que fue multado por los Cubs.

Los Cubs nunca retiraron el número 21 de Sosa ni lo invitaron a regresar a las festividades del club. Un portavoz del equipo declaró a ESPN en 2014 que Sosa necesitaba “hacer las paces” con la organización.

Los Cubs solo le dieron la bienvenida a Sosa a su convención anual de aficionados después de que este publicara una carta abierta en diciembre pasado, disculpándose por los errores cometidos en el pasado.

Cuando Sosa se presentó ante los medios de comunicación de Chicago en el evento de enero, se disculpó por haber estado alejado de los aficionados durante tanto tiempo y por no disculparse por consumir sustancias para mejorar el rendimiento.

Su retorno es la culminación de un proceso que empezó con disculpas públicas el año pasado, siguió en el Cub Convention, pasó por Spring Training y ahora se consolida en esta visita antes de su próxima inducción al Salón de la Fama de los Cubs