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SANTO DOMINGO. — El Estadio Quisqueya, que celebra su 70 aniversario este invierno, marcó un antes y un después en la historia deportiva de la República Dominicana. Su construcción representó un gran avance para el país y un hito entre las naciones del Caribe.

En conmemoración de sus seis décadas, la Cámara de Diputados aprobó la Ley 11-15 del 6 de febrero de 2015, mediante la cual la instalación fue designada oficialmente como Estadio Quisqueya Juan Marichal, en honor al inmortal del béisbol dominicano. Desde entonces, continúa siendo el principal escenario del béisbol profesional en Santo Domingo.

Los años dorados de una nación en desarrollo

El año 1955 fue de esplendor, alegría y fastuosidad en la República Dominicana. La dictadura de Rafael Trujillo, autoproclamado “Benefactor de la Patria”, celebraba su vigésimo quinto aniversario en el poder, y el régimen desplegó un ambicioso programa de obras públicas para conmemorar la ocasión.

Ese año se anunció la construcción de una autopista valorada en 3.5 millones de pesos, que conectaría Santo Domingo con Boca Chica y San Isidro, facilitando el acceso a la Base Militar construida dos años antes.

En diciembre, junto a la inauguración de la “Feria de la Paz”, se entregó el Puente sobre el río Ozama, con un costo de cinco millones de pesos, símbolo del progreso que el gobierno exhibía ante el país y el mundo.

En ese mismo contexto se levantó un hotel de lujo de más de 300 habitaciones, también valorado en cinco millones de pesos, construido en los terrenos de la Feria de la Paz, en el sector de Bella Vista. Años más tarde, el edificio fue convertido en hospital.

Nacimiento de una joya deportiva

El 5 de mayo de 1951, Humberto Gómez Olivier, entonces director general de Deportes, anunció con entusiasmo la construcción de un moderno estadio de béisbol.

Los planos fueron diseñados por la prestigiosa firma estadounidense Marr & Holman, los mismos arquitectos del estadio de Miami. La obra estuvo a cargo del ingeniero Bienvenido “Bebecito” Martínez Brea, quien la concluyó en apenas 357 días, 37 días antes de lo previsto.

El 23 de octubre de 1955, el nuevo estadio fue inaugurado con gran pompa y solemnidad. En su primera etapa, tenía capacidad para 14,000 espectadores en el grand stand y 8,000 en los bleachers. Desde entonces, ha sido la casa de los Tigres del Licey y los Leones del Escogido, dos de los equipos más emblemáticos de la pelota invernal dominicana.

En la construcción participaron los ingenieros Rafael Bonelly G., Felipe Martínez Brea, Justino Zorrilla, Víctor Carreño, Papito Rivera, Alejandro Martínez y Martínez, y Fausto Manrique Donastorg, responsable del sistema eléctrico.

Una inauguración majestuosa

La ceremonia inaugural fue transmitida por La Voz Dominicana, bajo la conducción de Rafael Rubí, Ramón Rivera Batista y Rafael Cuello Batista.

Con la llegada al palco de honor del dictador Rafael Trujillo y su hermano Héctor Trujillo, presidente de la República, la Banda de la Marina de Guerra interpretó el Himno Nacional.

La bendición del estadio estuvo a cargo de monseñor Octavio A. Beras, arzobispo coadjutor de Santo Domingo, mientras que el doctor Joaquín Balaguer, secretario de Educación y Bellas Artes, pronunció el discurso inaugural.

Desde el palco de honor, Trujillo presionó el botón que encendió por primera vez las luces del terreno de juego, en medio de una ovación.

Las madrinas de los equipos —Vanessa Benedicto García (Licey), Marinita Boyrie Camps (Escogido), Altagracia Isolina Zuleta (Estrellas Orientales) y Milagros Riggio (Águilas Cibaeñas)— entregaron ramos de flores antes del izamiento de las banderas nacionales y de los clubes participantes.

El receptor estadounidense Johnny Ritchey, de las Estrellas Orientales, que fungieron de locales por ser los campeones vigentes, recibió la pelota inaugural desde el palco presidencial ante los vítores del público.

Una estructura moderna y resistente

El estadio fue construido con forma de herradura, rodeado por una verja de diez pies de altura, excepto en el jardín central, que alcanza 26 pies.

Las dimensiones del terreno son de 385 pies por ambos jardines y 411 pies por el centro.

 

El techo del grand stand, sin columnas verticales que obstruyan la vista, está sostenido por vigas de acero con un saliente de 84 pies, ofreciendo un campo visual amplio desde cualquier asiento.

Diseñado para resistir vientos de hasta 150 millas por hora, el estadio ha soportado el paso de múltiples tormentas y huracanes a lo largo de sus siete décadas.

Escenario de grandes momentos

El Estadio Quisqueya Juan Marichal ha sido testigo de innumerables jornadas memorables del béisbol dominicano e internacional. Además, ha acogido grandes eventos artísticos y culturales, como Barbarella by Presidente, funciones de Disney On Ice, boxeo, baloncesto, softball, lucha libre, actos religiosos y eventos políticos.

También ha sido sede de varias Series del Caribe, consideradas la “Serie Mundial Latinoamericana”, consolidando su estatus como uno de los recintos deportivos más emblemáticos del Caribe.