Your browser doesn’t support HTML5 audio
Manny Mota estableció un récord histórico en las Grandes Ligas al conectar su hit número 145 como bateador emergente, un sencillo al jardín derecho, en la victoria de los Dodgers de Los Ángeles por 6-2 sobre los Cachorros de Chicago en el Dodger Stadium.
Con ese batazo, el veterano dominicano superó la marca de Smoky Burgess, quien había conectado su último imparable como emergente en 1967.
“Este récord no es solo mío, pertenece a todos mis compañeros, entrenadores y fanáticos que siempre me han apoyado”, declaró Mota con una sonrisa humilde tras el encuentro, mientras era rodeado por periodistas y felicitado por sus compañeros de equipo.
Era domingo por la tarde del 29 de septiembre de 1979, y los Dodgers no avanzaban en la clasificación, languideciendo en el tercer lugar tras ganar banderines consecutivos de la Liga Nacional en 1977 y 1978. Sin embargo, la temporada gris del club encontró en el logro personal de Mota un motivo de orgullo y celebración.
“Yo simplemente trato de hacer mi trabajo cada vez que me llaman desde la banca. Doy gracias a Dios por darme la oportunidad de ayudar a mi equipo y por mantenerme en este nivel durante tantos años”, agregó el quisqueyano, considerado el bateador emergente más confiable de su generación.
El sencillo que lo llevó a la cima de la lista histórica no solo representó una estadística, sino la culminación de una carrera caracterizada por la paciencia, la disciplina y la habilidad de responder en momentos decisivos. Mota, especialista en poner la bola en juego, convirtió el rol de emergente en un arte.
Smoky Burgess había dejado su récord en 144 hits, y durante más de una década la marca pareció inalcanzable. Pero Mota, con constancia silenciosa y una gran capacidad de concentración, fue sumando sus imparables uno tras otro hasta inscribir su nombre en la historia de las Mayores.
Para la República Dominicana, el hito tuvo un significado especial: un hijo de la isla caribeña alcanzaba la gloria en un terreno poco explorado por otros peloteros. “Este triunfo también es para mi país, para mi familia y para todos los jóvenes que sueñan con llegar a Grandes Ligas”, expresó emocionado el nuevo rey de los emergentes.
En una temporada en la que los Dodgers no pudieron repetir sus éxitos recientes, la jornada del 29 de septiembre quedó grabada como la tarde en la que Manny Mota se convirtió en leyenda, demostrando que la grandeza también puede escribirse desde la banca con un bate en las manos.
La multitud en el estadio respondió con una ovación prolongada, consciente de que estaba presenciando un momento único en la historia del béisbol.
Tras su sencillo, que apenas eludió el salto del segunda base Steve Macko, Mota abrazó al entrenador de primera base, Jim Lefebvre, y dejó el juego para que entrara un corredor emergente.
El veterano también tuvo palabras de respeto hacia Smoky Burgess, cuyo récord había perdurado por casi dos décadas.
“Smoky fue un gran bateador, un verdadero profesional, y para mí es un honor que mi nombre ahora esté junto al de él en esta lista. He aprendido que en este juego lo más importante es estar preparado en cada momento”.
Mota, nacido en Santo Domingo, fue recibido con abrazos de sus compañeros y con el reconocimiento inmediato de la organización de los Dodgers, que celebró con orgullo la gesta de uno de sus jugadores más emblemáticos.
“No hay muchos bateadores que puedan hacer lo que Manny hace”, dijo el ex mánager de los Dodgers, Walter Alston, en 1976. “Desde que lo conozco, batea mejor como bateador emergente que como titular. Le va muy bien la presión”.
La búsqueda del récord en 1979 fue diferente a una racha de juegos consecutivos bateando de hit, ya que Manny Mota podía pasar días o semanas sin conectar un hit, lo que prolongaba la expectativa durante meses.
Mota bateó .357 como bateador emergente en 1979 ( de 42-15), pero estuvo 23 días sin hits del 9 de agosto al 1 de septiembre.
A sus 41 años, Mota a veces competía contra lanzadores de la mitad de su edad.
La reputación de Mota se trasladaría a la cultura pop en la película de 1980 “Avión”, cuando el piloto interpretado por Robert Hays escucha voces en su cabeza: “Ahora bateando por Pedro Borbón, Manny Mota… Mota… Mota”.
Mota se retiró como jugador y se convirtió en coach después de la temporada de 1980, pero regresó para un solo turno al bate en 1982. Durante sus 20 años de carrera, Mota compiló un promedio de bateo de .300 como bateador emergente (de 500-150) con cuatro jonrones, 115 carreras impulsadas, 48 ponches y 63 bases por bolas.
El ex jugador de cuadro de los Dodgers, Lenny Harris, posee los récords actuales de bateo emergente en las Grandes Ligas por la mayor cantidad de hits en su carrera (212) y turnos al bate (804).
A la casa blanca
En octubre de 1979, el presidente Jimmy Carter invitó a Mota a la Casa Blanca para felicitarlo por establecer la marca de hits de emergente en su carrera (el número 145 se había producido en el Dodger Stadium el 2 de septiembre contra Lynn McGlothen, de los Cubs).
Mota le regaló al sonriente presidente número 39 varios recuerdos, incluyendo una chaqueta de los Dodgers con la palabra “PRESIDENTE CARTER” en la espalda.
También pidió a Estados Unidos que comprara más azúcar dominicana.

